miércoles, 19 de septiembre de 2012


 Tres días por La Rioja en BTT

Habíamos hecho, al margen de las salidas de fin de semana, alguna ruta fuera de la zona. Conocíamos la vía verde de Lekunberri, las Bárdenas, Urbasa, Karrantza… pero teníamos ganas de hacer una ruta de varios días cargados de mochilas y alforjas. Y la ocasión, una vez alineados diferentes astros, se produjo durante este mes de agosto. Contábamos con tres días para hacer una marcha.


No nos costó mucho decidirnos por La Rioja. El buen tiempo, la cercanía del Ebro y el momento de los viñedos ya con mucha uva y todavía pintados de verde eran condiciones suficientes para inclinarnos por tirar hacia el sur.
La ruta, montada con la colaboración de diferentes bikers que aportan sus mejores salidas por sus respectivas zonas a wikiloc, decidimos que empezaría y terminaría en Ezcaray. Pusimos dos condiciones a las diferentes etapas. La primera fue que no presentaran grandes dificultades en cuanto a desniveles. Por tanto, deberían discurrir entre la sierra de la Demanda y la sierra de Cantabria y el Toloño (luego se verá que no la cumplimos del todo), sobre el recorrido del Ebro.
La segunda condición fue que las dos noches que pasamos las haríamos en pueblos que tuvieran piscina. El calor podría suponer un problema por lo que saldríamos a primera hora de la mañana (sobre las 8) con llegada no más tarde de las 3 de la tarde. Y desde entonces hasta la cena, a refrescarnos en la piscina. Pues tampoco esta segunda condición la cumplimos.
La culpa, en ambos casos, la tuvo el desarrollo de la tercera y última etapa, la única que no tenía el track cerrado.


Ah, la excursión la hicimos Pelayo, Peli, Iñigo, Roke y yo con patrocinio de vestimenta por parte de Cafés Baqué (ya sabéis, no diga café diga ….).

Día 1, Ezcaray-San Vicente de la Sonsierra (59 km, ascenso 242 m)

Madrugamos en Mundaka y tras cargar el remolque con las cinco bicis nos lanzamos hacia Ezcaray. Aquí dejaríamos el coche y remolque hasta la vuelta, dos días después.
Café y a empezar la ruta. Comodísima vía verde en descenso que nos deja prácticamente en Haro. Mucha gente andando y en bici en un día soleado. Un poco sosa. Nos recibe Haro con visita guiada a la iglesia. No quedaba otro remedio que hacer una parada más larga. Vino y pinchos (hasta de oreja de cerdo) en la herradura antes de continuar camino. Nos pegamos al Ebro y comenzamos a ver viñedos. Bonitos caminos, pistas rodeadas de verde y en poco tiempo estábamos en San Vicente de la Sonsierra. Terminamos la etapa con unas duras rampas que ascendían al castillo y después de localizar el hostal, a la piscina.
Baño, cervezas y relajo en un pueblo en el que el viento comenzaba a soplar con fuerza al atardecer (como comentó una vecina, siempre a las 6.30 de la tarde). Y ya era hora de pensar en cenar. Preguntas a los locales y todos nos recomiendan cenar en el Toni. Nos acercamos al restaurante y, casualidad, cerrado. Lo lamentable es que no es que fuera el mejor de San Vicente (que por cierto, está muy bien) si no que es el único. No había otro sitio ni para comer un bocadillo. La decisión es pillar en una carnicería todos los productos disponibles del cochino y algo de queso y comerlos en una terraza en la plaza del pueblo. Llega la noche y más o menos formales, a dormir.

Día 2, San Vicente de la Sonsierra-Oyón (52 km, ascenso 600 m)

Pronto a la mañana comienza, después de un dulce desayuno, la segunda etapa. Discurre de un lado a otro del Ebro o, lo que es lo mismo, cambiando continuamente de comunidad. De verdad experimentamos la realidad vitivinícola de la zona. Caminos, pistas y carreteritas entre viñedos. Posibilidad de comer buenos racimos y de disfrutar con el recorrido y con las vistas.


Vamos pasando cerca de diferentes localidades, con incidencia de pinchazo incluida, hasta que llegamos a Elciego, pueblo marcado desde hace algunos años por el edificio de Frank Ghery que alberga la bodega y el hotel de Marqués de Riscal. Esta vez repostamos en las bodegas Valdedana donde, acompañados de buen vino, damos cuenta de los restos de la cena del día anterior.
Hubo oportunidad de bañarnos en el Ebro antes de avanzar hasta La Puebla de la Barca y un poco más tarde llegar a Oyón.
Nuevamente nos apuntamos al plan de la piscina (excelente y sin viento), a dar cuenta de unas cervezas y, esta vez sí, a cenar sentados en un restaurante. Breve recorrido nocturno y a dormir.

Día 3, Oyón-Ezcaray (106 km, ascenso 2.000 m)
La última etapa sabíamos que era la más larga y la más dura pero no tanto. Hubo discusiones previas sobre si modificarla hasta el punto de que como no las cerrábamos sólo teníamos el track hasta Nájera (y unas cuantos debates acalorados mientras estábamos en marcha).
La cosa es que a primera hora salíamos de Oyón tras un excelente desayuno en la gasolinera, único sitio abierto. Cruzamos un Logroño desierto, avanzamos por bonitos caminos hasta Fuenmayor y de aquí, compartiendo el camino de Santiago con numerosos peregrinos, hasta Nájera. Teníamos dos posibilidades, seguir el camino hasta Santo Domingo de la Calzada y subir desde allí a Ezcaray o avanzar hasta San Millán de la Cogolla y llegar a Ezcaray. Optamos por la segunda (la mayoría) y empezó lo más duro de la salida. No pensamos que sería para tanto y teníamos la intención de comer en el Echaurren de Ezcaray (reservamos para las tres).


Pues nada, comenzamos a avanzar hacia San Millán por carretera en ascenso. Llegamos a Badarán y el pueblo salió a recibirnos. Trajes típicos, corbatas y vestidos de domingo a ambos lados de la carretera. Aplausos y nosotros agradecidos. Hay que decir que no era tanto por nuestra llegada si no porque el 15 de agosto sacaban en procesión a la virgen por el pueblo y coincidía con nuestra llegada.
Animados por el recibimiento, paramos a picar algo. Lo de picar se transformó en dos huevos con panceta, callos y patas de cordero y dos botellas de vino. Era el último día y creíamos que nos quedaba poco. Comentamos con algunos vecinos la etapa del día (ya llevábamos 70 km encima) y lo que nos quedaba (total, llegara Ezcaray). Nos miraban sorprendidos y alguno decía que estábamos un poco locos (sobre todo al ver lo que comíamos y bebíamos con lo que ellos sabían que nos quedaba).
Pasamos Berceo y llegamos a San Millán. Preguntando nos dicen que debemos continuar hasta un refugio y luego comenzar a subir. Pero, qué era aquello. Rampas durante más de 20 km, con pendientes mínimas del 8% y máximas de un 25%. Agotador pero hasta arriba. Subimos al San Lorenzo, por encima del último remonte de las pistas de Valdezcaray, a 2.000 metros.
De ahí descenso a las pistas y bajada a toda leche hasta Ezcaray. Menos mal que anulamos la comida porque llegamos a las 6 de la tarde tras 10 horas de bici.
Bocatas y bebidas, montar las bicis y vuelta a casa. Risas, debates, cansancio y pensando en la siguiente.

Video de youtube con la última y dura etapa. 

http://www.youtube.com/watch?v=88LzNIZ6OGM.

link a un blog en el que comienza la etapa de San Millán. Nosotros llevábamos ya 70 km recorridos (y unos huevos, panceta y vino) 

alberto etxeandia