sábado, 12 de mayo de 2012

MUNDAKAKO TROPELAREN “PIKA” FLANDESEN

Termina la subida al Patenberg y me decido a escribir. Pozzato, Ballan y Tom Boonen son cabeza de carrera y parece que llegarán a meta en solitario. El grupo perseguidor a 14 segundos se retuerce por el duro pavés en las rampas de más del 20%.
Es la segunda vez que me meto la Flandes “pro” desde que llegamos de tierras Belgas, la tercera si contamos la que vimos entre “Flamencos” en la cuneta.

El gusanillo de las clásicas de primavera comienza a reptar en mi interior con el número 20 de la revista Pedalier del año 2008, dedicado exclusivamente a estos monumentos del ciclismo. Milan-San Remo ”la más larga”, Tour de Flandes “la más dura”, París-Roubaix, “la más legendaria”, Amstel Gold Race “la más nueva”, Flecha Valona “la más corta”, Lieja-Bastogne-Lieja“ la más antigua” o Giro de Lombardia “la última”. Y como no sus muros característicos, Poggio, Muur-Kapelmuur, Cauberg o Huy.

El hecho de que tuvieran su versión cicloturísta agranda mi curiosidad e inicio una investigación a fondo de las mismas. Por cierto, termina la prueba y el “messi” Belga gana su tercera Flandes. Boonen es un ídolo por esas tierras llanas y la muchedumbre descorcha el champán en su honor.

Me decanto en principio por la “Ronde van Vlaanderen” puesto que la cicloturista se realiza el día anterior a la carrera de los profesionales… el plan perfecto. Le pongo más empeño si cabe en leer blogs, revistas y artículos, el gusanillo crece. Tras varios años de “consulting” entre los de la grupeta nos decidimos, no hay más que hablar, hay que preparar un stage.

En verano del año pasado finalmente lo decidimos y no quedaba otra que empezar a entrenar. Son muchos kilómetros, serán muchas horas encima de la “flaca”… el tiempo empieza a correr en nuestra contra.
Google maps se convierte en nuestro guía preferido. Organizamos rutas en progresión, incrementando cada semana el kilometraje. Ampliamos conocimientos geográficos de Euskadi, llegando a Elgeta, Arrasate, o Eskoriatza. Dima se convierte en habitual así como Ullibarri-Ganboa, y Getaria en una jornada a 0 grados, una sopa de ajo y un hombre del mazo nos indica que la cita se aproxima.

Lo tenemos ya todo controlado. Aparthotel de encanto en el centro de la ciudad e inscripciones realizadas, furgoneta alquilada y la preparación…larga, dura y muy sufrida. No hay marcha atrás.

¡Última Hora! El Athletic se clasifica para cuartos de final de la Europa League y jugará contra el Schalke 04 de Raúl en Gelsenkirchen. El amigo que está detrás de google maps nos dice que a 300 km de Brujas. Esto no lo podemos desaprovechar.
Ya no lo definiremos como el “plan perfecto”, esto es insuperable, inmejorable, in…presionante, como diría aquel.
Los 7 expedicionarios estamos preparados, contamos incluso con las entradas del partido.

Olazar alias “fofonov”, Jumi y los hermanos goros “schleck” haremos la larga, 244 km. Koldo e Ignacio la mediana 138 km, pasando por todos los muros, y Mikel alias “Mr”, después de un invierno lleno de penurias y una operación de vesícula comenzará con la dupla la marcha y hará de apoyo con la furgo.

Llego por fin el “D day”. Miércoles 28 de Marzo, 5 de la mañana, 1250 km y 14 horas de agotador éxodo por delante para llegar a Brujas.

Las maletas, como se dice, llenas de ilusión y repletas de ropa de ciclismo, la rosita de “Mundakako Tropela” a estrenar junto con las bicicletas hechas un tetris, dentro de la “Vito”.
La primera noche la pasamos relajados. Una vueltita por Marketplace, donde partirá la carrera de los pros, pizza y cerveza “Kwak”, servida en una especie de probeta gigante. De camino a casa, nos topamos con aficionados del Athletic. Mezcla de giputxis y ondarrutarras. Dudaron entre que fuéramos miembros del Euskaltel en un principio, Ertzainas o seguratas después y conductores de autobús al final. Iban finos.
El jueves nos despertamos con ilusión, nos uniformamos, del Athletic y a visitar la ciudad. En un par de horas de caminata lo vemos prácticamente todo, plazas, catedrales y canales. Hermosa ciudad. Gelsenkirchen nos espera.

Llegamos a Germany a media tarde, aparcamos en el mismo estadio y comenzamos con las Franciscaner en el centro de la ciudad. La acogida es espectacular, ni un solo problema. De vuelta al estadio, última salchichen, birrita, un par de fotos y para dentro. Notamos que Raúl “señor” es un dios por estos lares.
Ya en el campo nos reciben con el himno del Athletic a tope, los pelos como escarpias. El estadio es acojonante, moderno…el césped lo retiran después del partido y cuentan con una red de tuberías… llenas de Birra!!!!
El partido, 2-4, fue una autentica fiesta. Lo pasamos genial, abrazos, besos y sobre todo goles, muchos goles. Con la sonrisa en la cara retornamos para tierras Belgas. Tomamos tierra a las 3 de la mañana, destrozados y pensando ya en la carrera. Seguro que esto nos pasa factura.

El viernes, día de reflexión. Tenemos que ir a Oudenarde a recoger los dorsales. Antes, como todos los días, Iker y Mr, nos preparan el desayuno. Parece que hemos venido con la pulserita del “todo incluído”.
Este año no se subirá el mítico Muur-Kapelmuur por lo que la visita a la capilla es de obligado cumplimiento. Koldo, Ignacio y Fofonov lo escalarán en bici… unas cuantas veces. Iker, Mr, Jumi y yo nos dedicamos a hacer turismo. La pasta que degustamos en el restaurante del propio muro nos entro de perlas.
El “all inclusive” continuaba en el apartotel. Entrantes, ensalada de pasta y pechuga de pollo a la plancha para cenar. Había que hacer base. El pica-suelos nos dio un pequeño susto ya que al freírlo sonó la alarma anti incendios del edificio.


La tarde noche la pasamos de tertulia, sobre todo preparando la indumentaria y dejando a punto la bicicleta. Pensando donde meter las miles de barritas, los geles, plátanos o cámaras. Si llevar corto, largo, chaleco, chaqueta o chubasquero, vaya dilema, parecía la pasarela Cibeles. Jumi, como una gran “top model” se vistió y se destapo cientos de veces. Mundakako Tropela o Alakrana, ropa nueva o equipación curtida en mil batallas.


Todos notábamos los nervios de última hora pero uno los tenía de corbata…los nervios claro. Nuestro querido amigo Jumi, el veterano del grupo, llevaba un par de meses un poco cascarrabias. El miedo a no terminar le estaba superando, por lo que se decide por fin por el maillot de Alakrana, no vaya a ser que alguna costura le fastidie tanto sacrificio realizado.
Los de la larga salimos del propio Brujas para llegar a Oudenarde,  pero Koldo, Mr e Ignacio tendrán que coger la furgo para ir a esta última encantadora ciudad. Nos ponemos hora de partida las 7 de la mañana, unos para salir “de marcha” y otros para viajar hasta la nueva llegada de este año. Hay que irse a la cama.
El despertador suena pero ya estábamos espabilados, son las 5 de la mañana. Mr como todos los días es el primero en levantarse y ya está desayunando. Poco a poco nos vamos incorporando los demás. Un buen atracón matinal para hacer base, colocarnos la rosita, bolsillos llenos de ilusión energética y para la calle.
Cuando parecía que todo estaba en su sitio. Cuando lo llevaba todo estudiado desde octubre. Cuando solo teníamos que ir a Marketplace, a 100 metros del apartotel para comenzar la marcha, es entonces Cuando nos viene un “guiri” diciendo que la salida se realiza en no se que polideportivo que se encuentra a no se cuantos kilómetros… se me rompen los esquemas. Toca improvisar.
El Belga nos señala con la mano la dirección a seguir. Callejeamos un par de minutos por el adoquín de la ciudad en total oscuridad, hasta llegar a una calle de pinta principal. Nos topamos con varias grupetas de ciclistas con aspecto de no conocer la ubicación del dichoso polideportivo. Ahí vamos.
Por lo menos han pasado diez kilómetros y no tenemos noticias de la salida. Somos unos cientos de corredores por lo que pensamos que vamos en buena dirección. Hemos comenzado el Tour de Flandes.
Ir por los bidegorris y cumplir exhaustivamente las normas de circulación son de obligado cumplimiento por lo que parar tanto en los semáforos como en los pasos a nivel será habitual. Se trata de una marcha auténticamente ciclo-TURISTA.


Por delante 115 km, con un desnivel positivo acumulado cero, antes de llegar al tramo de los muros de pavés.
Los primeros compases de la “Ronde” son muy rápidos. No conseguimos dar con la cuadrilla ideal. En el llano los del Norte son unos especialistas, se nos van en todos los pasos por curva. Notamos un latigazo tras otro y decidimos bajar el ritmo, marchando a partir de aquí en grupos reducidos… casi siempre de cuatro.

Los dos primeros avituallamientos se encuentran en este primer tramo, con parada forzosa para poder sellar el libro de ruta de la prueba. Un par de fotos, plátanos y muchos gofres. Gorka comenzó diciendo que no le hacían gracia pero el “animal” terminó con las provisiones de toda Bélgica.
Ya más relajados empezamos a disfrutar del hermoso paraje Flamenco, con sus grandes canales, hermosas campas verdes y espectaculares molinos de viento. De película.
Estamos esperando la llamada de Mr, que después de terminar su particular tour donde pasó los muros tipo jilguerillo dando botes, nos hará de botillero.
El teléfono suena justo antes del primer tramo de pavés “llano”. ¡Madre del amor hermoso! Que duro va a ser esto. Nada más entrar en el adoquín nos desperdigamos. Cada uno a su ritmo. Fofonov como un auténtico Flamenco nos coge la delantera haciendo agujero en el suelo. Mi brother, Jumi y yo lo pasamos como podemos y nos lo tomamos como una primera toma de contacto. Mira que había leído sugerencias de cómo pasarlo pero me pillo en offside.


La sorpresa se multiplica cuando me doy cuenta de que me he dejado por el camino mi nuevo botellín “Camelback” de 14 euracos. Restan 130 km y me quedo sin agua, aunque después de unos kilómetros de mendigueo, Gorka me prestaría uno de sus dos bidones.
Comienza la diversión. Primer muro, Molemberg. 463 metros de longitud con rampas del 14%. Esto es otra cosa, para arriba voy mejor.

El pequeño de los Schleck sufrirá a partir de aquí problemas con la cala en todos los repechos. El desgaste del mismo hará que se le salga habitualmente la zapatilla. Vaya bajón que tiene.
Vamos pasando tramos con más gloria que pena, Rekelberg, Berendries y Valkenberg. De momento los cuatro nos encontramos bien, regulando al compás que nos marca Jumi…”oye goros suave eh?” Txiri-txiri.
Mr, nuestro sancho panza particular ya está realizando las labores de auxiliar, menuda máquina. Nos espera con todos los honores. Cada uno tenemos una bolsa de basura con nuestro nombre para meter la ropa que dejamos. Tiene organizado el equipaje de recambio e incluso fichada una fuente para rellenarnos los bidones.

El siguiente tramo inclinado es de los más esperados. Famoso por su dureza, tanto del pavés como por la fuerte pendiente de sus rampas. El Koppenberg. 600 metros de longitud, 11,6 % de desnivel medio y una pedazo de rampa del 22 %, casi nada. ¿Y si le sumamos que nos pilla por sorpresa?
Salíamos del anteúltimo avituallamiento de la marcha con el estómago revuelto. Curva y nos chocamos con el muro de frente. Fofonov no se había terminado el gofre cuando comenzamos la ascensión. Pedazo de caída a la vista. Lo driblamos y para arriba. Tiramos de riñon en un esfuerzo corto pero muy intenso.
Qué alegría al coronar. Paramos y dejamos que nos baje el pulso mientras nos reagrupamos. A partir de aquí el sube baja continuado será lo habitual, intercalando tramos de pavés y asfaltados. “Solo” quedan 11 marcas.


Steenbeekdries, Taaienberg, Eikenberg, Kapelleberg, Varent, Foreest y Berg ten Houte antes del último piscolabis. Mi estómago no puede más, tengo las tripas revueltas y por momentos me temo lo peor. Un pastelito más y reviento. Echo de menos alguna comida tipo sándwich y me consuelo con atiborrarme a bananas.
Llegamos a los tramos finales con las fuerzas justas y preocupados por lo que pueda venir. El Kruisberg y el Karnemelkbeekstr lo pasamos con tranquilidad para afrontar con energía los dos cocos que faltan, Oude Kwaremont y sobre todo Patenberg.


El Oude Kwaremont  una pasada. “2.200 metros de preciosa piedra al 4% con varias rampas cercanas al 12%. Ritmo constante, buena cadencia, txiri-txiri. Es el tramo que elegiremos para ver la carrera de los “pros” del día siguiente.
Llega por fin el Patenberg, “the last train”. Que ganas tenemos de terminar. 360 metros, 13% de desnivel medio y rampa al 20,3% para finalizar. A Mr lo encontramos a medio camino y sus ánimos hacen que se nos ponga la piel de gallina. Consumamos la rampa y nos detenemos. Vemos la felicidad absoluta plasmada en el rostro de Jumi. Es sin duda, el momento del viaje. Nos abrazamos orgullosos de saber que lo más difícil estaba dominado. Un par de estiramientos para devolver a su posición original los cuádriceps y a completar los 30 kilómetros finales.

Con el viento en contra soplando a toda máquina y mundakako tropela tirando de un pequeño pelotón de valientes surge la noticia bomba. Jumi se ofrece a tirar del carro y se coloca al frente de la nave. Mecagüen la mar salada, que momento!
A la entrada de Oudenaarde nos esperan Koldo e Ignacio tomando la ansiosa birra de fin de clásica. Mr no tardará en llegar. Nos tomamos la nuestra acompañada de una pedazo de salchichen con la medalla de la Ronde al cuello. Hemos terminado el Tour de Flandes.

Nuestro miedo a reventar la bici en el adoquín desaparece, ninguna avería ni pinchazo. Ignacio rompió la cadena nada más entrar en meta ¿Suerte? Que va, lo tenía controlado.
Esta noche la teníamos igual de marcada que la marcha. Se han terminado los nervios y las tensiones  ¡Qué relajación! Salimos a vivir la noche de Brujas, sin mucho ajetreo, puesto que nos queda por vivir la carrera de los “pro” y hay que estar en condiciones.
Domingo, 1 de Abril, 96º Ronde Van Vlaanderen y la expedición de Mundakako Tropela está ahí para verlo, en el Oude Kwaremont. Nuevo recorrido, pensado para que el espectador disfrute, con un último circuito de muros espectacular. Hasta en tres ocasiones pudimos disfrutar del paso de los corredores. Menuda fuerza. Tom Boonen se adjudica la súper clásica, aprovechando en parte la caída de uno de los grandes favoritos, Fabian Cancellara.
De camino a la furgoneta y pensando en la vuelta a casa surgen ya ideas para próximos destinos, Milán-San Remo, Flecha-Valona… ¿Nos habrá entrado la fiebre de las clásicas?

arkaitz gorostiaga